
Los berrinches son como la fiebre:
- Es un síntoma de que algo no está bien.
Así como la fiebre denota una infección, el berrinche habla de un malestar emocional “no estoy de acuerdo”, “no me gusta" y "mi opinión vale”, son las frases mas comunes que intentan decir con sus lágrimas y gritos.
- Hay que atenderlo. y respetarlo, completamente.
Así como no mandarás a tu hijo a la natación con fiebre, durante un berrinche no puedes forzarle a hacer ninguna otra cosa, sin antes atender el origen que provoca aquel síntoma.
- Una oportunidad para escuchar y conectar.
Así como escuchamos los síntomas de “Alerta: infección”, debemos escuchar y conectar tras un berrinche.
- El cuerpo entra en estado de emergencia. El cerebro también.
Así como no podemos leer ni aprender cuando tenemos fiebre, no podemos entender razones cuando estamos en berrinche. No hay manera. El cerebro esta ocupado atendiendo al Modo: Sobrevivencia.
- Los tenemos toda la vida.
Así como tenemos infecciones y fiebre toda la vida, no crean que con los años dejamos de hacer berrinches. Lo único que dejamos de hacer –y es una lástima- es la pataleta.
¿Cómo se atienden los berrinches? Con conexión y respeto.
Cambiamos nuestro paradigma de “niño malo” a “niño que necesita algo”. Nuestra reacción lejos de ser “¡Cállate! ¡Contrólate en este instante!” Debe ser, una vez que se haya calmado: “¿Qué necesitas? ¿Con qué te puedo ayudar?”
Muchas veces con nuestra atención –es decir, haz a un lado el celular– nuestra consolación, nuestra calma, el validar sus emociones y los eventos, un abrazo (si nos lo permiten) y un besito, calma el berrinche y lo acorta a la mitad. Utilicemos el berrinche como un momento hermoso para conectar y conocer a nuestros hijos. De la edad que sean.
El berrinche, al igual que la fiebre: son únicamente una expresión de una necesidad que nosotros no hemos cubierto.
Photo by Anna Shvets: https://www.pexels.com/photo/boy-in-white-polo-shirt-crying-3905727/
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