
Hay un momento en que te das cuenta que algo no esta bien. Intentas hacer tus cosas y te das cuenta que no estás pudiendo, entonces buscas ayuda. Cuando encuentras la correcta, en un principio sientes, “qué bueno que estoy haciendo esto…”
Conforme van pasando los años de las terapias –si, ya es en plural– y de los mil cursos, talleres, lives, podcasts, videos en youtube, cuentas en Instagram y uno que otro retiro, empiezas a vislumbrar la inmensidad del tema, salen cada vez más cosas, detallitos e imperfecciones… Llega un momento en que se vuelve abrumante.
Entonces, esta bendición se vuelve una maldición.
La maldición del “¿Es que nunca voy a terminar?”, “Por eso estoy tan amolada”, “Por eso no doy una…”, “Mi hijo esta viendo y aprendiendo cosas terribles, tantas heridas tan profundas… le estoy fallando, no doy el ancho. No puedo más.”
Y por amor –y desesperación– seguimos avanzando, a pesar y con todo el dolor del mundo, tratando de ser una mejor persona… y, sin querer, caemos en lo mismo: la herida.
En lugar de ver a la sanación como la luz al final del túnel, la vemos desde el dolor. Y, parece que nada es suficiente. El túnel se hace laaaargo, laaaaaaaargo…
¿Cuántos chocolates en el mundo voy a necesitar para sobrevivir esta @#& vida? No hay suficientes chocolates para sanar tanto dolor…. ¡y lo que me falta!
¿Ya te pasó? ¿Ya has llegado a este punto?
¿Qué podemos hacer?
Las Personas Altamente Sensibles somos responsables casi por definición. Nos preocupamos por el mundo entero gracias a la empatía y, como no podemos hacer todos los cambios radicales en el universo entero, nos sentimos fatal casi todo el tiempo.
Aqui es cuando debemos decir ¡ALTO! ¡BASTA! Ni una @!#$ terapia más. Ni un #$! curso más. Porque dejamos de disfrutar la vida. Vemos todo a través de la herida y ya nada es suficiente, empezando por nosotros mismos.
Todo eso que sí has avanzado, es lo que importa. Haciéndolo desde el amor es cuando sirve. Si ya lo empiezas a hacer desde el agotamiento y la desesperación, ya no. Recuerda que los PAS nos sobresaturamos y las terapias también cooperan en eso.
Si. Sanar es bueno. Pero no cuando se vuelve en contra tuya. Es como si el ejército romano atacara a Roma.
Ya no.
Ya no es sano.
Si ya no quieres saber nada, si solo se esta apagando tu luz… ¡ya! ¡Déjalo! Has avanzado un montón, asegúrate de ver eso. Y lo que falta, no te preocupes. No es manda.
Observa a tu camino, todo lo que sí haz logrado. Es en estos momentos en los que sí sirve mirar hacia atrás, hacer un recuento, ver todo lo que “si”… y tomarnos unas vacaciones de esta encomienda.
Ámate, escúchate y tente compasión.
Photo by Monstera Production: https://www.pexels.com/photo/woman-with-delicate-flower-in-white-water-6621152/
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