Este artículo no pretende ser un tratado científico sino solamente dar las principales diferencias entre ambos de una manera corta y sencilla. Si crees que tu hij@ puede tener algún trastorno autista (ASD por sus siglas en inglés: autistic spectrum disorders) , por favor, investiga bien y consulta a todos los doctores y terapeutas expertos en el tema –que también sepan sobre la Alta Sensibilidad– que conozcas.
Las razones por las cuales una persona es o adquiere ASD no se saben en su totalidad. Hay una creencia no sustentada por ningún estudio, que el aumento tan dramático del autismo en los niños es por tantos químicos y metales pesados que estamos ingiriendo. (Es mi fuerte sugerencia: comer orgánico, sin conservadores, saborizantes ni colorantes artificiales. Sí, es caro, pero son más caras todas las enfermedades que provoca el no hacerlo.)
Lo que siempre explico en mis conferencias y cursos es que, cuando hay trastorno, síndrome, déficit o cualquier tipo de patología, los síntomas se presentan de manera constante, en cualquier hora. Mañana, tarde, noche, después de un día tranquilo o ajetreado.
En cambio, en la Persona Altamente Sensible, los “síntomas” se presentan como una consecuencia de haberse sobresaturado y ahí es cuando parece que tuvieran algo “raro”, “malo”, “chueco”, “diferente”… que nos hace llevar a nuestros hijos con terapeutas y demás especialistas cuando, en realidad, lo único que necesitan es un espacio y tiempo suficiente para relajarse.
En el caso del Autismo, la persona siempre –es decir, todo el tiempo- tiene una severa, constante, profunda, incapacidad de funcionar a nivel social, además tienen intereses muy restringidos o mucho interés en actividades repetitivas, por ejemplo, pueden observar detenidamente durante horas, una llanta de bicicleta dar vueltas.
El Asperger es, dentro del espectro de los autistas, el más funcional. Puede tener conversaciones, mantener un trabajo y ser socialmente –casi– adaptado, sin embargo no detecta las emociones de los demás. Tiene cero empatía emocional.
Son incapaces de mirar las señales sociales porque el sistema de atención de su cerebro esta concentrado en otro lado, un lado completamente no-social.
Los ASD son sensibles de una manera tan intensa que los hace miserables, constantemente.
Usualmente, cuando la mamá detecta esto, lo lleva con terapeutas, se diagnostica y se hacen tratamientos que hacen una diferencia –no total, porque no hay cura, pero sí ayudan a nivel diálogo y de atención.
En cambio,
Un Altamente Sensible observa, procesa y sabe perfectamente lo que sucede a nivel social aunque no sea parte de la fiesta. Si entra y participa, después sobre satura, como consecuencia, empieza a dar señales de mal-funcionamiento. Ahí es donde presenta los "síntomas".
Una de las características básicas de la Alta Sensibilidad es la empatía. Es tan fuerte que los agobia. Pero sí la detectan.
Los HSP (por sus siglas en inglés Highly Sensitive Person o Altamente Sensible en castellano) procesan información mucho más profundamente y obtienen significados de esos análisis. La sobre estimulación proviene de demasiada base de datos.
Los ASD están siempre procesando cosas erróneas, experimentando caos al grado de que terminan apagándose y huyendo completamente del mundo.
Un Altamente Sensible puede ser mal diagnosticado como un Autista o Asperger porque cuando se encuentran sobre estimulados, o viviendo en un hogar estresante, o vive en estado constante de estrés post-traumático, como se sobre satura, da señales de mal funcionamiento en general y, a nivel social, también.
Es decir, entre los HS y los ASD se encuentran tres diferencias básicas:
1) El HSP es perfectamente normal, sano y coherente (excepto cuando se sobre satura) y el otro ASD es un trastorno constante.
2) La percepción social
– HSP observan y saben perfectamente lo que sucede a nivel social, aunque no se integren a la fiesta. Y los ASD no funcionan a nivel social, o en el caso de los Aspeger, no detectan las emociones de los demás.
3) Los intereses
– HSP tienen imaginaciones intensas y diferentes intereses al contrario de los ASD que sufren preocupaciones estrechas o rígidas.
Si tu no sabes bien si tu hijo es HSP o ASD, observa bien las razones profundas por las cuales es socialmente aislado y/o con poca destreza.
Ejemplo, un HSP puede decidir no salir con amigos porque es demasiado estresante para él o no se siente con la seguridad interna de ser lo suficientemente cool. Un ASD no percibe –ni percibirá– lo que esta sucediendo a nivel social, punto. Ambos se retractan, pero por razones distintas.
Si decides ir a terapia, consigue un equipo competente de varios expertos (pediatras, terapeutas de diálogo, psicólogos, neurólogos, etc.) que conozcan sobre la Alta Sensibilidad. Que observen al niño en casa, en la escuela Y en su consultorio. Menciónale las diferencias que tu ves, en casa y en el cole, por ejemplo. Confiesa si hay muchos cambios en su vida, problemas maritales, abuso de sustancias o adicciones, pues eso puede ser la Gran Diferencia de todo el diagnóstico; a los HSP les afecta mucho todo eso.
Si lo diagnostican con ASD, consigue una tercer o cuarta opinión. Queremos estar bien seguros. En caso de que sí sea ASD, es esencial que comience el tratamiento lo más pronto posible.
Si es HSP, pues ya sabes el tratamiento: deja de tirar tu dinero, sácalo de todas sus terapias y clases extraescolares. Lleva una vida más tranquila, pacífica, que aprenda yoga, pranayama, meditación… o cualquier actividad que le sea relajante. Proporciona, durante varias horas al día, un espacio libre para la des-saturación y ya.
Photo by Alexander Dummer: https://www.pexels.com/photo/girl-playing-with-bubbles-1919030/
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