¿Cómo enseñar la empatía a los niños?
Los niños Altamente Sensibles son empáticos por naturaleza. Tal cual. Su cerebro irriga más sangre en el hemisferio derecho, justo donde se encuentra la empatía. No hay para dónde hacerse. No es algo que les tengamos que enseñar porque ya esta ahí. Peeeeero, si es algo que debemos acomodar, digamos. Debemos estar ahí para guiar, encauzar, pulir esta herramienta que ya tienen.
¿Cómo?
El primer paso esta en nosotros reconocer las emociones del niño haciéndolo sentir visto y a salvo. “Tus emociones son válidas y puedes expresarlas conmigo a todo pulmón.” Al nosotros ser activamente empíricos con ellos, ellos aprenderán y serán empíricos con los demás.
El segundo paso esta en apoyar al niño a ver a otras personas, aceptar sus emociones y validarlas. “Tu tío hoy no se siente bien como para jugar y es normal. ¿Recuerdas cuando tú regresas de la escuela y solo te quieres tirar en el sofá a leer un libro? Le pasa algo parecido.”
Cuando nosotros castigamos el “mal” comportamiento con castigos y vergüenza, los niños no pueden cruzar este puente, es decir que, como no fuimos empáticos con ellos, ellos no pueden serlo con los demás.
Si todo va bien y ellos aprenden a conectar con los demás, peeeero, el siguiente problema es cuando ellos creen o sienten que es su trabajo rescatar a los demás. Cuestión muy común en los niños Altamente Sensibles.
¿Cómo podemos enseñarle a los niños sobre la empatía sin hacerlos responsables de los sentimientos ajenos?
Empezando por nosotros mismos… (como siempre)
1) Podemos hablar de nuestros sentimientos sin hacerlos responsables.
En lugar de decir,
“¡Me enoja que dejes los tenis tirados a medio pasillo!”
Mejor dí,
“Yo espero que tu recojas tus tenis. Me enoja horrores estar a punto de tropezarme cada vez que paso por aquí. Yo prometo respirar profundamente para calmarme. ¿Puedes hacer tu parte?”
En lugar de decir,
“¡AGGGHHH! ¡Tiraste el jugo otra vez!”
Mejor di,
“Me altero con el tiradero. Necesito un momento para calmarme antes de hablar de ello.”
2) Podemos construir la empatía sin usar la vergüenza o el castigo
En lugar de decir,
“¡Qué malo eres! ¡Eso le dolió! ¡Mírala!”
Mejor dí,
“Ella tomó tu juguete y te enojó tanto que le pegaste. Me preguntó ¿a qué pueden jugar en donde los dos estén de acuerdo?”
En lugar de decir,
“¡Qué cruel fuiste! Se sintió hecho a un lado cuando le dijiste que no podía jugar contigo. Heriste sus sentimientos. ¡No seas así!”
Mejor dí,
“Me pregunto qué estabas pensando. Creo que estabas preocupado por algo (…pausa…) ¿Crees que podamos inventar un juego en donde los dos se sientan incluidos?”
En cuanto a nuestros sentimientos, es muy bueno compartirlos con ellos, pero bajo los mismos lineamientos: son nuestros sentimientos y ellos no son responsables. Aquí te pongo otros ejemplos de cómo debemos expresarnos:
“Mañana tengo una junta y me siento muy nerviosa. Estoy pensando en escribir en mi diario todo lo que siento y todos los miedos que me brincan en la cabeza. Quiero que sepas que mis sentimientos no son tu culpa ni tu responsabilidad, si me ves un poco alterada es por esto. Cuando termine la junta me voy a sentir mejor.”
“Después de que alguien muere, podemos sentir mucha tristeza. Hoy, recordé a mi mamá y me he dado cuenta que la extraño mucho. Si me ves llorar, no te asustes, es bueno para mi cuerpo sacar la tristeza. Mañana me sentiré mejor.”
Es con estos comentarios nuestros que, conforme los niños van creciendo (ten paciencia porque esto toma muuuucho tiempo), van entendiendo que sus acciones causan reacciones. Si. Y también van comprendiendo que no es su trabajo:
- regular emocionalmente a otra persona
- dejar de poner limites (sacrificarse) para mantener la paz
- detener a una persona de sentir una emoción fuerte.
Se pueden preocupar por los demás y, también saber que los demás son… los demás. Es decir ajenos y lejanos. Y que no tienen injerencia en ellos.
Es un tipo de conexión un poco extraña. Pero así es el amor.
Photo by Ketut Subiyanto: https://www.pexels.com/photo/women-hugging-to-show-empathy-4584663/
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