
“¡Mamaaaaa! ¡Veeen!”
“¡Ahí voy!”
“¡Mamaaaa! ¡Que vengas!”
“¡Que ahí vooooy!”
“¡Mamaaaa!”
¿Te suena conocido?
¿Cuál es el error aquí?
“Mamá, me estás diciendo que ahí vienes, y ¡no vienes!”
Los niños toman nuestras palabras de manera literal.
Por eso el decir “ahí voy” ¡no funciona!
¿Qué podemos decir?
“Estoy terminando esto, ya falta poquito.”
“Estoy ocupada ahorita, dame unos minutos.”
De esta manera les estamos dando acuse de recibo, los estamos atendiendo y les estamos pidiendo que sean un poquito pacientes.
El pensamiento conceptual en el cerebro de los hijos se empieza a desarrollar hasta la adolescencia. También por eso todas nuestras exageraciones, “Te he dicho mil veces…” ¡no funcionan!
Literalmente, no han sido mil veces. Tal vez novecientas dos, pero mil… no.
Nuestra palabras son importantes, si. Y el hablarles de manera que nos comprendan –acorde a su edad y desarrollo neuronal– más importante aún.
Photo by Jean Marc Bonnel: https://www.pexels.com/photo/kid-wearing-dreadlocks-20596886/
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