Si se muere su mascota, si pierde el partido de futbol, si algo falla o no sale como quería, NO le compres cosas. NO intentes rescatarlo de su tristeza o decepción.
Los objetos son fríos y no dan ningún tipo de consuelo… ni enseñan sobre Inteligencia Emocional.
Los niños deben aprender a sentir las emociones, vivirlas y llorarlas hasta trascenderlas. Si falleció su perrito, en lugar de comprarle otro perro o un peluche, es mucho mejor dedicarle una carta, hacerle dibujos, ponerlos en el refrigerador, llorar y extrañarlo todo el tiempo de duelo que necesiten.
Tampoco le des un “premio de consolación”, si perdió el partido, perdió. Y que se enoje, se frustre, haga berrinche. Eso es lo sano.
¿Por qué?
La vida está llena de eventos así y el regalarles cosas no los hace superarlas, ¡al contrario! Es tratar de llenar un vacío con objetos que no vienen al caso. El hijo extraña a su perro. La hija perdió el partido. Y ningún objeto va a sanar eso.
¿Qué lo hará sanar?
Sentir las emociones.
Aprender del evento.
Salir adelante.
Parte de abrazar a la Inteligencia Emocional es tomar fuerza, aliento y –después– viene la Resiliencia.
Los objetos no dan esta enseñanza. Tú, sí. Tu acompañamiento, tu abrazo, tu charla, tu comprensión, tu apoyo… tu validación, “Es normal sentirse así, te entiendo.”
¡Ese es el mejor regalo que les puedes dar!
Photo by Teresa Howes: https://www.pexels.com/photo/brown-bear-plush-toy-on-bed-860882/
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